Los Ministros de Energía de las 20 economías más importantes del mundo se reunieron en San Carlos de Bariloche para definir el rumbo a seguir. Transiciones hacia un futuro más limpio es el lema con el que se viene trabajando en las reuniones en materia energética que tuvieron lugar en el seno del G20 desde que la Argentina asumió su presidencia el 1° de diciembre de 2017. Y, la semana pasada, estas conversaciones tuvieron su punto cúlmine con la reunión de ministros de Energía que se hizo en San Carlos de Bariloche. Los máximos responsables de las políticas ligadas a este sector de los 19 países que componen el grupo, más el de la Unión Europea y las cinco naciones invitadas (Chile, Jamaica, Países Bajos, Singapur y España).
En la ciudad patagónica, en una cita que marcó no solo la primera visita oficial al país del secretario de Energía estadounidense, Rick Perry quien manifestó sus intensiones de volver, para visitar el yacimiento neuquino Vaca Muerta, sino la última de la que participó Juan José Aranguren como ministro de Energía y Minería nacional (su salidas fue anunciada el sábado por la noche).
Ahora bien, más allá del imponente escenario que podía apreciarse a través de los ventanales del icónico Hotel Llao Llao donde se hicieron las negociaciones, el clima dentro de sus salas de conferencias reflejaba la tensa división de las partes. Tal fue el nivel al que esta escaló que, durante gran parte de la tarde, no había certezas de si un documento final consensuado por los 20 sería posible, como es regla en estas reuniones (de allí salen recomendaciones que podrán, o no, verse reflejadas en el documento final que se publique al finalizar la Reunión de Líderes que tendrá lugar en noviembre en Buenos Aires).
Según pudo saber El Cronista, las posiciones más antagónicas eran las asumidas por los Estados Unidos y la Unión Europea. Y, al igual que sucedió en el Encuentro de Líderes del G7 días atrás, los puntos en conflicto fueron el cambio climático y el comercio. A diferencia de lo que sucedió entonces, al menos, el consenso pudo lograrse y el evento no concluyó con un portazo o catarsis vía Twitter de parte del país que hoy preside Donald Trump.
Al final del día, las dos partes parecieron ceder un poco en su postura y el comunicado final devino en una enumeración de puntos en la que no se destacan compromisos ambiciosos ni evidentes y un texto que, de tan blando, indefectiblemente entrega a cada comensal aquello por lo que estaba peleando. Quizá la victoria más importante fue la que obtuvieron las naciones europeas, dado que lograron imponer palabras como «cambio climático» y «Acuerdo de París» (del que los Estados Unidos se despidió hace un año) en los primeros tres párrafos del documento entregado. De todos modos, el compromiso resulta evidente en el lenguaje utilizado: «Reconocemos la importancia de las transiciones energéticas para alcanzar la reducción de emisiones y para aquellos países que están decididos a implementar el Acuerdo de París…».
Ahora bien, Perry también terminó la jornada con victorias para reportar a los Estados Unidos, entre ellas, la mención al carbón, a tecnologías para su captura y almacenamiento, y a la energía nuclear.
Mientras tanto, las metas de descarbonizar la economía que la Declaración de Pittsburgh de Líderes de 2009 y el Acuerdo de París están ausentes del texto negociado en la Patagonia. Este tema, sin embargo, sí fue mencionado en la conferencia de prensa que los ministros de Energía de la troika del G20 (Alemania, la Argentina y Japón) protagonizaron al finalizar las negociaciones.
Quien puso la temática sobre la mesa fue el ministro de Política Energética alemán, Thorsten Herdan, al afirmar que los países miembros del G20 deben salir del carbón (la fuente de energía más dañína en términos de cambio climático y que hoy es defendida por los Estados Unidos), para reducir las emisiones de efecto invernadero (GEI) y combatir el calentamiento global.
Energía de transición
La fuente energética que mayor centralidad tuvo durante los debates, dado que diversos países la Argentina y los Estados Unidos, entre ellos fue el gas. Su protagonismo queda evidenciado en el comunicado final, que la «abraza» como una energía de transición.
«Todos debemos reconocer la importancia del cambio climático y el gas será el puente hacia formas más limpias de energía. El gas natural es importante para el desarrollo económico y sostenible de la Argentina», fueron las palabras con las que Aranguren se refirió al tema, en tanto el documento final de la Reunión de Ministros del G20 establece: «Reconocemos el rol clave que el gas natural actualmente cumple para muchos países del G20, y su potencial para expandirse en las próximos décadas, apoyando las transiciones hacia sistemas de energía de menores emisiones. Nos esforzaremos por mejorar el funcionamiento, la transparencia y la competitividad de los mercados del gas, con una mirada estratégica de la cadena de valor incluyendo al Gas Natural Licuado (LNG) y las instalaciones de almacenamiento a nivel global».
Concluida esta reunión, ahora queda por ver si las recomendaciones realizadas por los ministros en este documento son tomadas por los primeros mandatarios de las 20 economías más importantes del mundo y cómo esto impacta en los mercados.
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