Construcciones de hasta dos pisos han sido derribadas. Se suplantan por otras más altas y modernas.
El microcentro de la ciudad se reconstruye hacia arriba, cambiando la fisonomía tradicional. Antiguos edificios de hasta dos pisos fueron derribados o transformados para convertirse en importantes moles de cinco a 11 pisos y con imponentes accesos. Desde el Colegio de Arquitectos comentaron que el crecimiento en altura es un fenómeno natural de todas las grandes ciudades, pero debe ir acompañado de medidas sustentables para evitar el desorden urbano.
En los últimos dos años esquinas tradicionales del centro se vieron rodeadas de paneles de chapa o madera para cubrir el avance de la modernidad. En avenida Argentina e Independencia se construye desde el año pasado el nuevo edificio de la casa matriz del Banco Provincia del Neuquén. Se trata de un subsuelo, planta baja, once pisos y una terraza cubierta que se elevan por detrás del viejo edificio de la sede bancaria. Con patios internos, oficinas vidriadas con vista en 360 grados intenta modificar el paisaje urbano de esa zona.
A metros de allí, en la intersección de diagonal Alvear y Carlos H. Rodríguez también ya desapareció el antiguo edificio del Registro Civil para dar paso a las bases de una construcción en altura de cinco pisos y dos subsuelos, donde funcionará la nueva sede del Instituto de Juegos de Azar y en su primer piso se reinstalará el Registro Civil.
«La construcción en altura es una tendencia a nivel mundial pero sobre todo una solución a la falta de espacio. Permite aumentar la densidad, es decir por ejemplo en una manzana donde entran 40 lotes si se construye un edificio están permitiendo que vivan allí 100 familias y no 40 como en la propiedad horizontal», explicó Diego López de Murillas, presidente del Colegio de Arquitectos, que agregó que todo empezó en la década del 40 cuando se derrumbaron los ranchos de adobe para dar paso a las construcciones de ladrillos. «La ciudad se reinventa y es necesario que se reinvente», agregó.
López de Murillas aclaró sin embargo que todo crecimiento debe ir acompañado de medidas de ordenamiento. Edificios que se diseñan sin pensar en el clima de la ciudad, por ejemplo las grandes moles vidriadas obligan a el uso excesivo de energía para calefaccionar y refrigerar. «Es necesario que se planifiquen pensando en el uso de energías alternativas. Otro caso son los edificios de oficinas, allí trabajan miles de personas que residen en otros sectores de la ciudad y que concurren a sus lugares de trabajo en auto, con la consecuente generación de caos vehicular que ellos implica», detalló el arquitecto. En cuanto al impacto para el medio ambiente, López de Murillas explicó que «con el aumento de más cemento y más hormigón se genera una isla térmica. Para mitigar los efectos nocivos que esto produce es necesario el arbolado urbano y el diseño de espacios verdes como grandes pulmones», concluyó.
Fuente: www.rionegro.com.ar