Pablo Crasti Pidarello cree que se puede vivir en un mundo mejor. Y no es una frase hecha. Desde hace años apuesta a las energías limpias y en su pequeña empresa construyó una máquina gasificada de biomasa que produce gases a través de la quema de basura.
La idea que tiene en mente hace años es mucho más que ambiciosa: poder dar energía a barrios enteros y a la vez disminuir la cantidad de biomasa que se genera en los basurales a cielo abierto.
“Este es un proyecto que ya funciona en otra partes del mundo, como China, India o Dinamarca. Se cuida el medioambiente con energía limpia y se reducen los basurales, explicó Pablo, quien es técnico electromecánico y despachante de aduanas, a LM Neuquén.
Si bien el proyecto ya se utiliza en el Complejo Ambiental Neuquén (CAN), la máquina que construyó Pablo no genera solamente gas metano, sino otros gases. Es decir que reduce la basura en un 85%.
El artefacto, rediseñado sobre la base de un modelo de Estados Unidos, le llevó una gran inversión pero su eficacia ya está probada. El sistema funciona con ramas secas, orujo de manzana, heces de pollo y toda sustancia que contenga hidrógeno y carbono.
El proyecto, por ahora, no contempla el nivel domiciliario, sino a escala industrial. Una conocida avícola ya le encargó una máquina para calentar los criaderos con los mismos desechos de las aves.
El sueño de Pablo es poder llevar ese modelo ecológico a determinados sistemas que requiera la ciudad. Con ello se utilizaría la biomasa que generan los vecinos para convertirla en energía.
Pablo contó que a diferencia de la gasificadora de metano, esta máquina reduce casi por completo los niveles de materia orgánica. En un proceso de lixiviación (pasar de estado sólido a líquido) sólo quedan algunos restos de alquitrán en el proceso final, al colocar basura.
El hombre explicó que con una batea de guano de pollo (unos 24 metros cúbicos), se puede generar alrededor de un megavatio por día, la energía suficiente como para alimentar una industria o un barrio extenso de la ciudad.
El técnico aseguró que tiene conversaciones con la provincia de Chubut para implementar el sistema, que, además de la basura, se nutre también de algas y hasta de restos de langostinos.
Centenario tiene una vasta zona de basurales en el medio de la meseta. En el barrio Primeros Pobladores, muy cerca del Parque Industrial, hace varios años que se erige un basural a cielo abierto. El Municipio dispuso la clausura de ese predio y labrará multas a quienes arrojen más residuos. Tal vez algún día, toda esa basura pueda convertirse en energía.
Si se instalara en un basural, podría dar energía a un barrio. Sin embargo, la máquina no está homologada en la región. Sí en otros países que hacen uso de ese método de generación.
Un hijo de pioneros que promueve la ecología
Pablo Crasti Pidarello tiene 47 años y es hijo de pioneros de esta localidad. Tiene una empresa, Patagonia 360, dedicada a confeccionar elementos que se necesitan en la industria petrolera.
Su padre, José Pidarello, era un italiano del sur que arribó a la localidad a mediados del siglo pasado. Era un reconocido fotógrafo de esa época y recordado por los vecinos pioneros de Centenario.
Además del oficio petrolero y la conciencia ecológica que promueve, Pablo preside la comisión que administra, junto a otros padres y madres, en la escuela Waldorf que funciona en China Muerta. El colegio promueve otro tipo de pedagogía impulsada por el pensador Rudolf Steiner, en Alemania.
“Buscamos que los chicos se formen en otro tipo de valores, con otra conciencia”, expresó el hombre, quien desde hace años se dedica a los temas relacionado con la ecología y a impulsar las energías limpias.
Desde su lugar de trabajo, Pablo quiere apostar a un cambio sustancial en la matriz energética.
www.lmneuquen.com