¿QUIÉN PLANIFICA EL LUGAR DONDE VIVIMOS?

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Crecimiento caótico de las ciudades, falta de acceso a la vivienda, escasa regulación, especulación y deterioro ambiental afectan a las poblaciones. Un grupo de técnicos propone una planificación estratégica y participativa para enfrentar estos problemas.

“Si no tenemos un plan, nos planifican desde afuera”, dice un integrante de la Sociedad Argentina de Planificación Territorial (Saplat) y con sus compañeros analizan el crecimiento desorganizado de las ciudades, las dificultades de acceso al suelo y a la vivienda, la falta de leyes, especulación inmobiliaria y otros factores. Y no se quedan en la crítica, llevan adelante una militancia para que la construcción del territorio incluya a todos los que viven el él y sea más justo.

Graciela Glanz, José Luis Guerra y Luciana Campos son arquitectos. María Dulce Henriquez es economista, Mauro Cesetti Roscini es geógrafo. Llegan, se sientan en torno a una mesa y explican que el desarrollo de las ciudades de la región tiene que ser sustentable, inclusivo y participativo. Todos tienen trayectoria en temas de planificación estratégica o territorial y, para empezar a hablar explican qué es Saplat.

Se trata de una iniciativa que surgió de un colectivo de profesionales a nivel nacional. Ya compartían prácticas en gestión urbana y en 2014 pensaron crear un espacio que los aglutine. Decidieron hacer una Asociación Civil, que quedó constituida en 2018 y en abril de este año obtuvo la personería jurídica.

Es federal, por lo tanto la comisión directiva tiene 8 vocales, uno por región. Una es Patagonia Norte, que incluye a Río Negro y Neuquén, y de la que son parte más de 40 profesionales, como quienes ahora intercambian ideas sentados a una mesa.

“Saplat tiene varios objetivos, que pueden agruparse en dos. Hacia el interior de este colectivo de profesionales, seguir profundizando en la reflexión, el intercambio de saberes, bibliografías y experiencias. Hacia afuera, se busca incidir ante los decisores del ámbito gubernamental y la opinión pública”, dice Mauro Cesetti Roscini.

La falta de avance de una ruta, un barrio que crece entre las torres del petróleo, o una explotación de hidrocarburos en medio de una chacra de manzanas son algunos de los temas que surgen en la charla y son centro de sus reflexiones.

Para Graciela Glanz “es oportuno que los que tienen poder de decisión puedan ver que es importante incluir a todos en el debate. Se debe pensar en los proyectos y tomar decisiones, con una mirada diversa”, dice.

Sostienen que siempre existió una idea de que lo urbanístico es un tema de arquitectos e ingenieros, pero en Saplat, están convencidos de la necesidad de una mirada multidisciplinaria, porque se está hablando de la compleja vida de las ciudades actuales. Por eso, participan economistas, ingenieros, sociólogos, trabajadores sociales, arquitectos y toda disciplina que piensa en cómo una comunidad se despliega a futuro y en el espacio.

Patagonia Norte, a su vez, se divide en subregionales: hay una en Alto Valle-Confluencia, otra que se llama Norpatagonia andina (desde Junín a Trevelin) y otra que comienza a pensarse en la costa.

Desde hace unos años, los gobiernos locales, provinciales y nacionales vienen desarrollando en todo el país programas, proyectos, normas territoriales de mayor o menor calidad. Mauro destaca que muchos de los que están en Saplat estuvieron incluidos en esos proyectos de planificación de sus ciudades y ahora desde la organización pretenden capitalizar ese aprendizaje con mirada patagónica.

“Hay un bagaje de experiencias en técnicos, en la ciudadanía y en los políticos. Se puede pensar un proyecto a la medida de las Patagonias que somos con estas experiencias y aprendizajes locales valiosos”.

La ley

El grupo, en este momento se encuentra haciendo un análisis de 8 leyes y proyectos de ley de Ordenamiento Territorial que relevaron en Argentina, para elaborar un proyecto de ley de Ordenamiento Territorial correspondiente a las provincias de Río Negro y Neuquén.

Buscan establecer un marco de lo que debería tener este ordenamiento territorial, a nivel provincial y local y saben que hay cosas que no pueden faltar: “Debe ser participativo, colaborativo y comprometer a la sociedad a planificar”, resaltan.

Para José Luis Guerra, la ley busca llenar un vacío jurídico que incluye nada menos que las tierras fiscales. “Neuquén tiene el 70% del territorio de tierras fiscales y está vacío de legislación. En Río Negro, se quiere modificar desde 2016 la ley de tierra fiscales. Aparece la necesidad de leyes de ordenamiento territorial, y no es casual que no existan. La pregunta es al revés, a quién beneficia que no estén esas leyes”, dispara.

Para Mauro Cesetti Roscini no se trata de cerrar puertas al desarrollo. “La economía globalizada abre la cancha a todos, pero no todos tenemos las mismas posibilidades. Lo que estamos planteando, más allá de qué sucederá, es quién lo va a decidir. Qué lugar tiene la comunidad local en las decisiones y el desarrollo de su propia ciudad. Nadie dice alambremos y que no entre nadie, pero hay que ver quien toma las decisiones de manera democrática, atentos a las desigualdades y a la planificación”, explica.

En este sentido, el colectivo está de acuerdo en que el 2020 será un año ideal para abrir el debate porque ya habrán pasado elecciones.

Para Luciana Campos, lo que permiten estas normas es aprovechar y preservar los recursos que tenemos. “Es importante que haya viviendas, calidad de vida equitativa y que economías externas puedan venir a explotar los recursos, pero que no arrasen con los territorios”, dice.

María Dulce mira los cambios desde la economía y la producción de alimentos para las poblaciones. En este sentido, refuerza la importancia de una mirada abierta y multidisciplinaria.

“Las leyes a veces no significan legitimidad: para que esto pase, el proceso debe ser participativo. Ese es un objetivo de la asociación, que el territorio se pueda discutir en función de varios factores”.

Estas son algunas ideas con las que Saplat comienza a caminar en la región y el primer paso busca conseguir que el Estado abra los espacios de debate.

Las injusticias y la segregación en los territorios plantean desafíos a la planificación

Entre las lecturas que realizan los especialistas, uno de los factores que se repite en varias ciudades es la creencia de que se necesitan más áreas para poblarlas, cuando en realidad muchas de ellas están con déficit de población.

“Por ejemplo, Cipolletti en su planta urbana tiene un déficit de 700.000 habitantes. De acuerdo a los códigos de planeamiento, podría crecer más, pero hay algunos que se oponen”, dice Luciana Campos.

Mauro Cesetti Roscini agrega que desde hace años viene escuchando la pregunta ¿para dónde crecemos? Y la respuesta es simple: “Es para adentro, si hay mucho espacio habitacional”, destaca.

Esa respuesta, según los profesionales, tiene interesados, que son los desarrolladores inmobiliarios que con fuertes influencias logran imponerse.

“Por eso, si no hay un consenso entre el Estado, la sociedad, las organizaciones, de cuáles son los valores que se quieren sostener, parece que los límites territoriales son solo líneas caprichosas sin sustentos fuertes”, expresan.

Igualdad de oportunidades

Que se constituya una mirada con perspectiva histórica que dé cuenta de los desafíos que afrontan los territorios, frente a los actores y procesos globales, es una de las metas de Saplat.

Sus integrantes subrayan que no conforman un colegio profesional, ni una cámara lobbista, sino un espacio técnico de militancia social. Un colectivo de profesionales que comparten prácticas de planificación y gestión y proponen la planificación en territorios urbanos y rurales de una manera más justa y sustentable.

Desde el momento fundacional se pensó como un espacio federal, multidisciplinario, que permita poner en contacto personas y aprendizajes, integrar disciplinas y saberes e incidir en la agenda pública.

Sostienen que la intención es luchar para que se terminen las injusticias territoriales, terminar con la segregación espacial, y surgen muchos ejemplos.

Uno de ellos tiene que ver con la aparición de lo que técnicamente se llama el fenómeno de gentrificación en las ciudades más grandes de la Norpatagonia.

Este complejo proceso consiste en la transformación de espacios urbanos tradicionales, como las áreas cerca del centro de la ciudad, que de pronto toman valor y se produce el desplazamiento de los residentes hacia áreas periféricas, a partir de la proliferación de nuevos proyectos inmobiliarios o de la “renovación urbana”.

Esto es algo que sucede por ejemplo en el centro comercial de Bariloche

Como explica Mauro Cesetti Roscini, se acomodó la calle Mitre y aparecen cadenas o franquicias externas y los comerciantes locales son expulsados.

“Son sectores de la ciudad, no solo el centro; también puede ser la costa del lago o de un río, que a través de inversión pública ganan interés de otros actores y los que estaban se deben ir”, dice Luciana Campos.

Agenda para el año próximo

Entre sus primeras acciones, este miércoles los integrantes de la subregional Alto Valle y Confluencia se reunieron en la Facultad de Turismo de la UNC para avanzar en el proyecto de ley de Ordenamiento Territorial y la conclusión del encuentro fue más que satisfactoria.

Según el arquitecto José Luis Guerra, del encuentro participaron actores diversos y comenzaron a organizar un taller que se llevará a cabo en marzo del año próximo.

La idea es que comiencen a participar las instituciones de diferentes ciudades, para llegar a los gobiernos locales y elaborar y un texto que desembarque en las Legislaturas de las dos provincias.

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