PUEBLOS SOLARES: LA RECONVERSIÓN TECNOLÓGICA DE LAS COMUNIDADES AISLADAS QUE AHORA SE ABASTECEN DE ENERGÍA LIMPIA

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La pequeña localidad de Olaroz Chico, ubicada en la Puna de Jujuy, fue la pionera de los nueve poblados alejados de centros urbanos y de las redes centrales de distribución que serán 100% solares. El próximo martes se le sumará La Ciénaga, de Santa Catalina. Detalles de un sistema que promueve la disminución de la contaminación y la reducción de costos operativos.

Olaroz Chico es una pequeña localidad del departamento Susques, en la provincia de Jujuy. Se encuentra en la Puna, a 4165 metros de altura sobre el nivel del mar y a 270 kilómetros de la capital, San Salvador. Tiene apenas 210 habitantes, de 62 familias. La mayor parte de la población corresponde a pueblos originarios. Y su riqueza es una gran reserva de litio cuya explotación acompaña un programa sustentable: la conversión energética de combustión hacia sistemas fotovoltaicos.

En este contexto, Olaroz Chico se distingue por ser la pionera en materia de una nueva matriz energética que trae aparejada beneficios ecológicos, ya que es el primer poblado 100% solar del país.

El pasado viernes 25 de enero, allí se inauguró la central fotovoltaica autónoma con baterías de ion-litio, que le permite abastecer al pueblo las 24 horas, los 365 días del año, con energía limpia.

Anteriormente, la localidad solo contaba con un servicio limitado de 10 horas diarias de electricidad generada a base de gasoil, lo cual demandaba grandes costos operativos, generaba intermitencias en el suministro y producía contaminación ambiental.

La iniciativa forma parte de uno de los ejes del gobierno provincial bajo una visión estratégica que tiene en cuenta el potencial solar en sus tierras, siendo uno de los lugares de mayor radiación solar del mundo.

El proyecto que encabeza el Ministerio de Infraestructura local a través de su Secretaría de Energía abarca en total nueve pueblos que experimentarán la reconversión tecnológica. La meta es que las obras estén listas hacia 2020 y este año se esperan inaugurar cinco de ellas.

El objetivo de «consumo inteligente» va camino a cumplirse. Ayer, en la apertura del primer Congreso de Energías Renovables se anunciaron las fechas de presentación de los dos nuevos pueblos solares: el próximo martes 30 de abril el flamante sistema se pondrá en marcha en La Ciénaga, de Santa Catalina. En tanto que el 15 de mayo comenzará a funcionar en El Angosto. Pronto seguirán Caspalá, Santa Ana y San Francisco, San Juan de Quillaques, El Toro, Catua.

La Central Fotovoltaica Autónoma Olaroz Chico consta de 430 paneles solares que generan más de cuatro veces la energía que consume la comunidad. Esa energía se almacena en baterías que luego sirven de distribución con la puesta del sol y también en días nublados.

El proyecto nació como consecuencia del trabajo mancomunado de la empresa QMAX, de producción de equipos para energías renovables, junto a las compañías proveedoras de energía EJESA y EJSEDSA. Y está reservado para locaciones con determinadas características geográficas. Entre el ripio, los valles y las montañas, Olaroz Chico se ubica dentro de los pueblos que presentan condiciones de aislamiento respecto de centros urbanos y las redes centrales de distribución.

«El 90% del abastecimiento de los domicilios en Jujuy es mediante el sistema convencional de red eléctrica. Pero hay un 10% -que si bien parece un número menor considerando la demanda, representa más del 40% del territorio– en el que se requiere una nueva estrategia. Son lugares inhóspitos, de baja temperatura y mucha altura, que requieren otros sistemas de tecnología híbrida, una combinación hidráulica y solar», explicó Ernesto Vaccaro, gerente general de Ejesa, que además remarcó que «en cada uno estos proyectos se da una participación exclusiva de las comunidades originarias».

El desprendimiento de mecanismos tradicionales de abastecimiento energético hacia tecnología de tipo fotovoltaica en estos poblados alejados del ruido de las ciudades forma parte de un paradigma de convivencia entre los habitantes que buscan sacarle el máximo fruto a la energía solar, con el uso, por ejemplo, de hornos y cocinas especiales, plantas de tratamiento biológico de efluentes, calefactores, sistemas de riego por goteo, muros capaces de reservar la temperatura en las gélidas noches y hasta pasteurizadores de leche.

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