EL 90% TOMA MEDIDAS PARA AHORRAR LUZ, PERO POCOS CAMBIARON SUS ELECTRODOMÉSTICOS

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Surge de una encuesta privada en grandes ciudades del país. La mayoría intenta bajar el consumo desde un uso racional. Nueve de cada diez hogares del país ya adoptaron medidas de ahorro del consumo de energía eléctrica, pero la mayoría no cambió los electrodomésticos, de acuerdo a un estudio realizado por la consultora Oh! Panel para la empresa Samsung al que accedió Clarín. La encuesta se hizo a 1.700 personas, de amplio espectro, de Capital Federal, Gran Buenos Aires, Rosario, Córdoba y Mendoza.

El informe enfatiza que 3 de cada 4 consultados están hoy más atentos que en 2017 al consumo de energía eléctrica que tiene el hogar. Y el 90 por ciento «acata» las medidas que permiten un uso racional de la energía. Pero no deja de ser curioso que los más aplicados a la hora de hacer los deberes son los de la llamada Generación X (nacidos entre 1965 y 1981) y los Millennials (nacidos entre 1982 y 1994).

Para Andrea Heins, consultora en eficiencia energética, no es casual que en esa franja etaria estén los de la Generación X, «gente que se especializa en lograr un equilibrio, además de ser la que vio el nacimiento de Internet y los avances tecnológicos», y los Millennials, «que están muy adaptados a la tecnología y habituados a que la vida virtual es una extensión de la vida real».

A la hora de saber qué medidas se implementaron para ahorrar en el consumo de energía hogareña, el estudio muestra que el 45 por ciento de las medidas adoptadas son activas (que buscan un cambio) y el 55 por ciento pasivas (que optan por el ahorro). ¿Las activas? El 86% instaló lámparas de bajo consumo (LED) y el 36% compró electrodomésticos con mayor eficiencia energética, que gastan menos. En el marco de las pasivas, el 82% apagó la luz que antes dejaba prendida, el 48% usó menos el aire acondicionado y el 21% mermó el encendido del lavarropas.

La primera conclusión del relevamiento es positiva «porque el 90 por ciento de la gente está pendiente del uso racional de la energía», afirma Diego Puhl, director de Línea para el Hogar de Samsung. «Lo positivo es que la mayoría ya está pensando en esto; ahora, ¿qué entiende el consumidor por el cuidado de la energía? Hacia allí es adonde vamos, a ayudar a que el consumidor sea eficaz y optimice sus gastos a fin de mes».

Ingeniero industrial, Puhl avizora que para 2019 «la gente se acercará un poco más a las nuevas tecnologías, como la Inverter (que cuenta con un sistema inteligente, que evita que el motor se apague y vuelva a arrancar), pensando en productos de una vida útil no menor a 10 años, que no deberían costar más de un 25 por ciento respecto de los aparatos tradicionales. «El precio pasa a ser relativo por su calidad, durabilidad y lo que se termina ahorrando».

Puhl cree que el consumidor se irá desapegando de los viejos electrodomésticos «que funcionan pero gastan muchísimo», para ir volcándose a las nuevas tecnologías de los electrodomésticos. Ya se experimenta un despegue». Según se pudo averiguar, el mercado general, en 2017, tuvo entre un 7 y 10 por ciento en la venta de tecnología Inverter, un 20 por ciento en 2018 y se estima un piso de 30 por ciento para 2019.

Ex subsecretaria del Ministerio de Energía, para Andrea Heins es fundamental concientizar sobre el consumo eficiente. «Es algo que debemos incorporar a nuestros hábitos cotidianos, más allá de las temperaturas extremas (el aire tiene que estar en 24 grados como mínimo), o del ahorro que se refleje en la factura. Debemos entender que estamos en una transición y que los cambios hay que llevarlos a cabo».

Dentro de ese 36 por ciento que se anima a invertir y renueva aire acondicionados, heladeras y lavarropas -que conforman el podio de equipos que se prioriza cambiar- la mayoría -según el estudio realizado entre julio y agosto- «evalúa cada vez más el gasto de energía eléctrica que tiene en relación al precio que tiene que pagar por el producto». Y se remarca que en el hogar hacer un consumo eficiente «es una nueva tendencia que crece especialmente entre los más jóvenes».

El segmento de mayores ingresos (ABC1) y los Baby Boomers focalizan su atención en el aire acondicionado, mientras que los residentes en el interior lo hacen en la heladera y el lavarropas. Y dentro de los que compran, hay una propensión a pagar más por productos que provean un mejor y más económico servicio. Por ejemplo, 6 de cada 10 entrevistados piensan a futuro en el Smarthome, lo que sería «una casa conectada e inteligente».

Heins no quiere dejar de soslayar lo importante que es la información en el hogar. «Debemos esforzarnos en saber un poco más que la lámpara LED es un poco más cara pero esa diferencia la recuperamos rápidamente en lo que nos ahorraremos en un par de meses, además de tener una vida útil mucho más prolongada». Esta suerte de advertencia viene a cuento de que el 34 por ciento de los consultados desconoce tecnologías de ahorro de energía en electrodomésticos. Es más, sólo 2 de cada 10 conocen la tecnología Inverter, que es la que permite ahorrar hasta el 35 por ciento en el consumo del aire acondicionado.

El acceso a la información, piensa Heins, «es una de las claves para que el consumidor pase de pasivo a activo. Porque si sabe con qué herramientas cuenta y cómo se emplean, el usuario sabrá qué medidas tomar. Porque es fácil apagar las luces que no utilizamos, disminuir el uso del lavarropas o medir el aire; pero se requiere un esfuercito para acceder a la información y entender, por ejemplo, de qué se trata la tecnología Inverter en aires acondicionados, la No Frost en heladeras y la Eco Bubble en lavarropas».

Finalmente, Heins reconoce que los dueños de los hogares se han vuelto más realistas y conscientes a la hora de tomar recaudos con los gastos en el hogar. «Pero estas medidas nacen a partir de un impacto, en este caso, un ajuste económico, no por una vocación de ser más austero. Salvo unos pocos muy altruistas, casi en ningún hogar se haría este esfuerzo del uso eficiente de la energía en forma gratuita».

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