1° FORO DE ENERGÍAS RENOVABLES: «LA PATAGONIA ESTÁ PRIVILEGIADA COMO UNA FUENTE INAGOTABLE»

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La Argentina lamentablemente ha perdido varios años en lo que es implementación de ciertas fuentes renovables, que si se hubiese iniciado su utilización cuando se propuso estaríamos muchísimo más avanzados. Fácilmente se han perdido 15 años” de aprovechamiento, aseguró a TiempoSur  el Ingeniero Florencio Gamallo, argentino residente en Europa y referente mundial en el campo.

Sin embargo, no todas son pálidas, porque “si uno quiere buscar una ventaja dentro de la desventaja, las hay. En este momento, a pesar del tiempo transcurrido, se puede aprovechar la experiencia ajena para reducir los costos y tiempos de aplicación, y evitar el cometer ciertos errores que ya han cometido otros”, apuntó el Ingeniero, reconociendo que “en ese aspecto, podría ser parcialmente favorable”.

“Ya la tecnología de muchas fuentes renovables, tanto la fotovoltaica como la eólica, han llegado a un punto de madurez tal, que no se justifica seguir esperando ‘para no cometer errores’. Hay que empezar urgentemente a implementar este tipo de soluciones tecnológicas, es el momento de hacerlo”, afirmó el técnico argentino radicado en Berlín.

Respecto al tiempo que nos llevaría efectuar esa “muda” energética, Gamallo estimó que “cuando uno mira la velocidad a que evolucionó la aplicación de estas fuentes en otros países, yo diría que de acá a 10 años tendríamos que estar alcanzando los límites máximos de potencial de las fuentes renovables con conexión directa a la red”.

Según el experto, éstas podrían llegar a conformar entre el 15 y el 20% del potencial de generación, limitados  – en parte – por una cuestión de estabilidad de red. El famoso “Límite de Estabilidad” es por el cual si un molino o un panel solar generan energía que no se utiliza, ésta se pierde.

Por otra parte, por su misma naturaleza inestable, las fuentes “alternativas” de combustible deben tener un respaldo más tradicional. Y ese respaldo “que ofrece la posibilidad de multiplicar esa capacidad” es el hidrógeno.

Este “viene a complementar el aprovechamiento de las fuentes renovables, permitiendo sobrepasar ese límite del 20%”. Así, la energía eólica –por ejemplo- no desviada directamente al consumo puede ser aplicada a la producción de hidrógeno, que se obtiene de un proceso químico relativamente simple: El calentar agua a altas temperaturas -800 a 1200 grados- lo cual la divide en sus dos componentes esenciales.

Un proceso cuyo sub-producto “contaminante” es solamente oxígeno. Y para el entrevistado, es esa actividad -y no su utilización auxiliar- la verdadera clave para el futuro energético de la Argentina y el mundo.

“Si a estas fuentes renovables se las aplicara a producir hidrógeno sin conexión a la red –es decir, sin gasto por consumo- no hay techo al potencial. Se puede generar tanto hidrógeno como los recursos permitan”, puntualizó convencido. Como muestra, contó una vieja pero aún vigente ecuación:

“Hace muchos años, en el Grupo de Energías No-Convencionales de la Facultad de Ingeniería, calculamos el consumo de energía en Argentina para el año 2020 –algo superior a lo indicado por la tendencia hoy en día- y nos encontramos con que el límite de potencia variable que podrían entrar a la red es un máximo de 10 gigawatts de potencia en lo referido a energía eólica. En ese momento, esa cantidad parecía ciencia ficción”.

Sin embargo, el tiempo les demostraría que sus cálculos habían sido –en realidad- conservadores: “Hoy en día, China tiene 215 gigas instalados, Alemania tiene 48 y 10 gigawatts ya es una potencia absolutamente razonable y manejable, si bien en Argentina aún estamos muy lejos” de alcanzarla.

Sin embargo, para el entrevistado “lo interesante era lo siguiente: Si los molinos se instalaran uno al lado del otro, con la distancia mínima para no interferir entre sí, en una única ‘granja’ eólica –que no es lo ideal, pero vale para cálculos- esos 10 gigas cabrían en un rectángulo de 50×20 kilómetros”. Un territorio ínfimo comparado a la inmensidad patagónica.

“Todo el resto del recurso eólico disponible en la Patagonia, solamente podría ser aprovechado para generar hidrógeno, porque toda potencia superior a ello no podría ser conectada a la red” y habría que aprovecharla. Por ejemplo: produciendo hidrógeno.

“Esa idea de utilizar la generación de hidrógeno como algo marginal, para complementar a la máquinas en red, es errada”, opinó el científico, añadiendo: “Si uno lee esas cosas en la escala adecuada, se da cuenta de que el verdadero aprovechamiento de las fuentes renovables va a ser aplicable a producir hidrógeno. Y que en el futuro, la conexión a red va a pasar a ser lo marginal, al revés de cómo es ahora”.

Y es que la energía solar, eólica o mareomotriz tienen el punto débil de no llegar a los mayores consumidores de combustible del mundo: los vehículos de aire, tierra y mar.

“No hay modo alguno de que las fuentes renovables alcancen masivamente el mercado de transporte, que es el mercado a abastecer con el hidrógeno”, apuntó Gamallo, señalando que éste es el destino “del 90% de petróleo utilizado en la actualidad”.

“Si no se encuentra un reemplazo renovable y no-contaminante para ese petróleo, vamos a tener un muy serio problema”, presagió sombrío.

Y apuntó que el hidrógeno representa prácticamente la única alternativa viable.

“Ni siquiera la energía eléctrica es una alternativa, Si todos los vehículos actuales fueran a batería, necesitaríamos una red eléctrica 10 veces más grande que la que poseemos. Y de ella no podrían tomar parte más fuentes renovables que ese 20% mencionado antes”.

Además, para Gamallo, el viento y el agua de la Patagonia colocan a nuestro país en una oportunidad única para producir energía de cara al resto del mundo.

En el resto del planeta –según explicó– “tanto a nivel eólica, o hidrógeno, se sabe que la Argentina es un país privilegiado en cuanto a recursos eólicos, especialmente en la Patagonia, que es un reservorio inagotable de viento”.

Respecto a los riesgos de la utilización de este tipo de energía, no consideró que fueran superiores a ningún tipo de generación de energía que utilice combustibles fósiles –ni mucho menos que la nuclear- “hay riesgos en cada cosa que uno emprende y en el uso de todo combustible».

“El hidrógeno no es más peligroso que cualquier otro de ellos, si se aplican las medidas de seguridad que ya se conocen. Este elemento, como hidrógeno, como materia prima para la industria química se viene utilizando hace 80 años, y las medidas de seguridad ya se conocen”, aseveró, añadiendo que “con las medidas de seguridad adecuadas, no es más peligroso que el gas natural”.

De cualquier forma, la oportunidad descripta requiere un cambio que deberá darse a nivel político y social. Pero para el ingeniero argentino, no quedará otra alternativa que aplicarlo.

“Yo no sé si existe o no la voluntad política de empezar este cambio ahora, pero hay algo que es cierto, hay combustibles fósiles para unos 40 años. Tarde o temprano, por voluntad u obligación, intención o necesidad, va a haber que iniciar este cambio”.

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